“Me siento muy, muy mal”, dijo Modesto Cruz, el propietario de la bodega de donde los pandilleros sacaron a rastras y luego asesinaron a Lesandro “Junior” Guzmán-Feliz, al tomar la palabra ayer y asegurar que hizo lo que pudo para proteger al adolescente.
En referencia a lo sucedido la noche del 20 de junio en Belmont, El Bronx, Cruz relató a la prensa, junto a su abogado, que “A las 11:37 cuando a él lo sacaron, yo entré al mostrador de una vez y marqué al 911 a las 11:39. Duré cuatro minutos con ellos hablando. Después de que pasaron los minutos, que lo sentí como si fueran horas, a las 11:46 vuelvo y llamo porque no había respuesta. No me había llegado auxilio”, dijo citado por NY1 Noticias.
Un video de vigilancia recién publicado muestra a Cruz aparentemente intentando salvar a Guzmán-Feliz de los merodeadores con machetes.
El video captura el momento cuando”Junior” corrió adentro de la bodega “Cruz y Chiky” en Tremont, tratando de esconderse de sus eventuales asesinos.
El dueño dijo que inicialmente no entendía por qué el joven quería saltar sobre el mostrador. Pero luego reconoció a Guzmán-Feliz, vio el miedo en su rostro y lo ayudó a brincar, buscando seguridad. “Recuerdo su cara. Estaba tan asustado”, declaró a Pix11. Pero el joven fue dominado por sus asesinos y sacado a rastras.
Modesto Cruz habló ayer con la prensa, junto a su abogado
Sin conocer el futuro de su negocio que está cerrado y se ha convertido en un altar para honrar al joven fallecido, Modesto Cruz también tuvo un mensaje para su madre, Leandra Feliz.
“Lo siento mucho porque es un dolor muy grande. Yo conocía a Junior y la conozco a ella, a la familia y me ha afectado tanto que no podemos dormir ni comer. Todos en la casa estamos igual, sufriendo tanto”, dijo Cruz.
Otros bodegueros han comentado que lo que le pasó al dueño de este establecimiento le puede suceder a cualquier comerciante de la ciudad.
Sobre el caso han surgido varios videos. En uno de los más polémicos se denuncia que mientras varios civiles asistían al joven ensangrentado, dos agentes policiales observaban sin ayudar.
El comisionado James O’Neill de NYPD defendió la actuación de los uniformados, señalando que al llegar a una escena caótica, y cuando ya había alguien aplicando presión sobre las heridas de machetes en el cuerpo de Guzmán-Féliz, habría sido un error retirarlo.