Hace cuatro meses, Vladimir Putin parecía tener el control de la agenda en Siria: la intervención militar de Moscú, declaró el presidente ruso, había cumplido el objetivo de aplastar al Isis y ahora correspondía a las partes encontrar una solución política.
Sin embargo, los ataques con misiles sobre Siria dirigidos desde EEUU, ponen de manifiesto los riesgos del firme apoyo de Moscú al presidente sirio, que perjudica a los intereses de Rusia en todos los aspectos, opinan los diplomáticos.
"Se proclaman los protectores de la soberanía de Siria y los opositores al plan de Occidente de cambiar el régimen, pero en realidad corren el riesgo de convertirse en un proscrito internacional, junto con el régimen de Assad", opina un diplomático europeo de un país que normalmente se considera aliado de Rusia.
Tras los supuestos ataques con armas químicas perpetrados en Duma que acabaron con la vida de decenas de personas, el presidente de EEUU Donald Trump lanzó duras críticas a Putin, asegurando que Rusia, junto con Irán, era responsable de respaldar a Assad, y le advertía de que "pagaría un alto precio por ello".
Moscú ha rechazado rotundamente las acusaciones de que el ejército sirio estuviera detrás del ataque y ha negado el uso de armas químicas. Esa negativa se suma a una serie de pasos de Rusia para bloquear la inspección de armas químicas al régimen sirio.
Ahora parece que esta posición creará más riesgos para Rusia, a nivel económico y político. Nikki Haley, embajadora de EEUU ante al ONU dijo el domingo que_Washington tenía intención de imponer más sanciones a Rusia por su apoyo a Siria.
Tropas
Por otra parte, EEUU se ha comprometido a no retirar sus tropas del noreste de Siria, donde han combatido contra el ISIS, hasta que haya cumplido sus objetivos. Putin, por su parte, ha lanzado advertencias ante posibles futuros ataques. En Moscú, los diplomáticos creen que el líder ruso mantendrá su apoyo a Assad. Desde que Putin desplegó sus tropas en Siria en 2015, la guerra civil dio un giro a favor de Assad. "Se ha implicado tanto que ahora es rehén de Assad", opina un diplomático europeo.
Según los expertos en la región, incluso si se demostrara que Assad ha utilizado armas químicas contra sus compatriotas, Moscú no se plantearía retirar su apoyo al régimen sirio. "La división entre Assad y un amplio sector de la oposición parece insalvable, pero no vemos una figura alternativa que pueda garantizar estabilidad e integridad territorial", asegura un diplomático ruso con experiencia en la región.
Este apoyo incondicional a Assad no se debe tanto a una preferencia por el líder sirio, sino a la razón de ser de la implicación de Rusia en el conflicto: contener el avance de EEUU en la región y, en general, en la escena internacional.
"Una transición política dirigida por Rusia, Irán y Turquía, donde los grupos de la oposición sirios tendrían que aceptar unos comicios que darían como ganador a Assad, sería la única salida razonable, dado que EEUU optaría por desmembrar el país", cree un diplomático que ha participado en las negociaciones de Moscú con grupos sirios de la oposición.
La estrategia de Moscú en Siria ha estado condicionada por una serie de objetivos políticos: proteger los intereses económicos en la región perdidos en la era soviética; combatir la amenaza terrorista a los vecinos de Rusia y sacar ventaja a EEUU, recuperando la influencia de Rusia en la zona, evitando un cambio de régimen, que Putin considera que provocaría inestabilidad a nivel global.
Nikolay Kozhanov, experto en política rusa en Oriente Próximo, cree que "la estrategia militar de Rusia se basa en la idea de evitar la caída del régimen de Assad para evitar que Siria corra el destino de Libia e Irak". La importancia de Siria para Putin va todavía más lejos. "Siria es un bastión de resistencia, de confrontación ideológica con EEUU", opina Grigory Lukyanov, del think-tank Russian International Affairs Council, respaldado por el Estado .
En opinión de expertos rusos en la región, aunque Moscú y Washington hayan evitado un enfrentamiento directo en Siria durante el fin de semana, han endurecido sus posiciones sobre el régimen de Assad y su uso de armas químicas, lo que ha conducido a la situación más tensa que se vive entre las dos potencias desde la crisis de los misiles de Cuba en 1962.
Andrei Kortunov, director del Consejo Ruso de Relaciones Internacionales, un think-tank, cree que "ya no se trata de quién tiene la razón; ahora la cosa va de ver quién tiene más valor".