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Luz más cara y atada a la energía nuclear en la Cataluña independiente
La trampa del 'Espanya ens roba' y la mejora fiscal
Independientes pero sometidos por una deuda ingente
La independencia se queda fuera de la UE
Unos funcionarios incapaces de administrar un país.
La Historia reciente evidencia que tras una declaración de independencia o una secesión la nueva nación sufre, casi irremediablemente, una crisis económica que incluye la contracción del Producto Interior Bruto (PIB), el aumento del desempleo y el empobrecimiento de la población. Y eso mismo es lo que, según buena parte de los economistas y la mayoría de las agencias de calificación crediticia, ocurriría en la República de Cataluña.
La Declaración Unilateral de Independencia (DIU) provocaría, en primer lugar, que las empresas que ya han salido de la comunidad autónoma por la inseguridad jurídica confirmasen que su huida no es sólo temporal; y en segundo, que muchas de las que todavía están en territorio catalán abandonasen el nuevo país. Todo ello desembocaría en un incremento del desempleo y una pérdida de población, ya que muchos empleados acompañarían a sus empleadores, y la consecuente pérdida de riqueza nacional.
Por su parte, las compañías que permaneciesen en la República tendrían que hacer frente a los graves efectos de la caída de las relaciones comerciales de Cataluña con los países de su entorno. La agencia S&P ya advertía el pasado jueves de que "la independencia se define no sólo por cómo un territorio en secesión se ve a sí mismo, sino por cómo lo ven otros", para añadir a continuación que "una Cataluña soberana no sería reconocida por un número significativo de Gobiernos nacionales y, desde luego, por no por ningún Estado miembro de la Unión Europea (UE)".
En este contexto, estimaciones como las de Societat Civil Catalana apuntan que las relaciones comerciales se hundirían entre un 20% y un 60%, y el Ministerio de Economía advirtió hace ya unas semana de que la caída del Producto Interior Bruto podría ser de hasta el 30%. "El empobrecimiento sería brutal", defendió el titular de la cartera, Luis de Guindos.
Devaluación salarial
La solución para tratar de hacer frente a esta cadena de efectos negativos o, al menos, de paliar sus efectos, podría estar en una devaluación de la futura moneda. Sin embargo, lo que la Generalitat siempre ha mantenido es que no crearía una nueva divisa sino que el euro seguiría siendo la moneda de la futura República de Cataluña. Esto, en efecto, es totalmente posible, pero dejaría al Govern sin la opción de restar valor a su divisa. Y, además, le haría dependiente de las decisiones monetarias de un organismo al que no podría pedir ayuda o influenciar, ya que la región quedaría fuera de la Eurozona, que en los próximos años llevará a cabo un endurecimiento de sus políticas.