El juicio erróneo de una sumatoria electoral interesada, ha devenido en la alteración del orden público, con la subsiguiente secuela del daño a la propiedad privada, estatal, y lo más doloroso, las pérdidas irreparables de vidas humanas, cuya desaparición física solo les importa a sus deudos, pues son considerados “muertos de campaña”.
La sin razón, se ha impuesto a la razón y la lógica simple de una ciencia que no se equivoca, la matemática, contrario a las ciencias sociales cuyo grado de certidumbre que puede adquirir cada forma de conocimiento es muy diferente, pues ésta es considerada, predictivas, mensurables, rigurosas, capaz de ser cuantificada.
Hoy, al efecto matemático de los desafueros de una masa amorfa, que al parecer, no tiene dirección, pero mucho menos control se suma -a una causa que no hallan sustento en la realidad sensible- el vil asesinato del gerente de la fábrica de uniformes Top Choice Apparel en Valverde, Mao, Luis Bienvenido Almonte.
Una vida menos, que le quita razón a lo que podría ser una protesta “justa”, y que nos retrotrae a la época de la caverna, convirtiéndonos en una selva, en la cual nadie se encuentra seguro, pues, todo este desenfreno, se acomete en franca violación a las leyes penales vigentes. Pero sin ninguna autoridad que la haga prevalecer.
Ahora nos toca esperar cuál familia pondrá la próxima víctima de las elecciones, y si las autoridades judiciales aplicaran la justa compensación penal y civil, tanto por los daños materiales a las propiedades públicas y privadas, y buscar los responsables que deberán pagar los muertos electorales.